Christine Sterling (1881-1963) was a wealthy young well-connected socialite from Northern California with a hunger for history. When Christine first discovered Olvera Street in 1926, she was shocked by the dilapidated condition of the oldest part of the city. Where once had stood the city’s finest buildings and cultural center was now a hideaway for prostitutes and street crime. Old Olvera Street had a date with the bulldozers, but Christine would have none of that. She envisioned a Mexican Marketplace and a cultural center in the heart of Los Angeles to preserve the memory of old L.A. Christine’s romantic vision brought Los Angeles’ first street back to life and brought in Mexican American merchants to sell their wares, artifacts and celebrate their fiestas as they would in old Mexico.
Source: http://www.olvera-street.com/
Español:
Christine Sterling (1881-1963) fue una joven rica oriunda de San Francisco un gran apetito por la historia. Llegada a Los Ángeles de niña, hizo su vida en la ciudad. Cuando Sterling descubrió por primera vez la calle Olvera en 1926 se impresió por la alta degradación que había sufrido la parte tan antigua de la ciudad. Donde una vez se hallaron los edificios más elegantes de la ciudad y el más importante centro cultural, había ahora un callejón polvoriento refugio de próstitutas y criminales callejeros. En aquellos años la calle Olvera ya tenía cita y fecha para con las excavadoras: toda la zona iba a ser demolida. El trabajo de Christine Sterling consistió en impedirlo; desde colocar un letrero enorme escrito a mano en la pared la casa Avila de adobe, en el que se describía el papel histórico de dicho inmueble para la ciudad, hasta reuniones de alta sociedad en la que se pedía fondos para que la calle y sus edificios fueran restuarados. Y todo ello bien orquestrado por la prensa local, como el diario Los Ángeles Times, que se hizo eco de todas sus campañas. Algunos años más tarde, hacia 1930 lo logró: el jefe de policiía puso a su disposición mano de obra que provino de algunos presos, y parte de la élite angelina colaboró aportando fondos. Sterling ambicionó un gran mercado al estilo mexicano y un gran centro cultural en lo que ella consideraba que era el centro histórico de Los Ángeles, con el objetivo de conservar la memoria histórica de la ciudad. Como resultado, y una vez restaurado, trajo comerciantes norteamericanos y mexicanos para vender sus mercancías y celebrar sus fiestas tal y como se haría en tiempos del viejo México, cuando este país obtuvo su independencia de España.
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